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Los trastornos alimenticios comienzan en la infancia


Cuando se habla de un trastorno alimenticio, pocas veces se habla de su causa. Debemos primero reconocer que nadie nace odiando su propio cuerpo ni tampoco es natural atentar contra el mismo. Todo esto suele tener origen en una baja autoestima, en una inseguridad, en una falta de amor propio, con las que por supuesto, tampoco nacemos.

¿Entonces de donde viene todo esto?

Se ha encontrado que la mayoría de mujeres, y en algunos casos, hombres también, que han padecido trastornos alimenticios, como obesidad, bulimia, anorexia, ortorexia, suelen tener una madre, un padre o ambos padres, muy críticos con sus cuerpos, exigentes, autoritarios y controladores.

A continuación, se anexarán extractos reales de algunas sesiones de psicoterapia del psicoanalista Sebastián León con personas que han padecido estos trastornos:

Macarena (35 años): "Cuando yo era chica, mi mamá era súper crítica y autoritaria conmigo, no era para nada contenedora. Yo me refugié en la comida: ahí encontré alivio para mis angustias. Cuando empecé a engordar, mi mamá se puso todavía más crítica y muy vigilante de mi alimentación.

Me decía que las gordas eran rechazadas, que nadie me iba a querer guatona. Entonces yo me enojaba con ella, me rebelaba y más comía. A los trece, me puse bulímica: tenía atracones de comida y después vomitaba. En mi caso y también en las amigas con problemas parecidos, los problemas con la alimentación (obesidad, bulimia o anorexia) siempre llevan a conflictos con la madre".

(Datos y contextos modificados por confidencialidad)

Laura: “Desde que era chica, mis papás han sido súper perfeccionistas. Los dos son profesionales exitosos, muy exigentes. Yo aprendí a sentirme amada si era la hija perfecta: de buenas notas, de conducta intachable, deportista destacada, siempre linda y bien arreglada. A imagen y semejanza de sus expectativas. Mi único error fue quedar embarazada a los diecinueve años. Creo que ha sido mi única locura. Apenas dos semanas después de tener a mi hija, mi mamá me dijo que estaba muy gorda. Y me obsesioné: empecé a correr dos veces al día, treinta kilómetros diarios. Comía con culpa y luego vomitaba o me iba directo a correr.

Comía cada vez menos: sólo yogur y ensalada. Bajé de peso. Se me cortó la leche. Llegué a estar desnutrida. Mido un metro setenta y estaba pesando cuarenta kilos. Mi mamá me decía que me veía mejor, que estaba orgullosa de mi esfuerzo. Hasta que un día, corriendo en la calle, me desmayé y quedé tirada. Aparecí en la posta. Me diagnosticaron anorexia. Ahí reaccioné. Y aquí estoy”.

(Datos y contextos modificados por confidencialidad)

Samantha (16 años): “Podrás controlarlo todo, menos mi boca”. Tal es el mensaje de los adolescentes anoréxicos a sus padres exageradamente controladores, sobreprotectores y exigentes (que suelen haber tenido infancias igualmente sobreprotegidas o, por el contrario, muy abandonadas). La anorexia es una huelga de hambre. Una desesperada lucha por una saludable diferenciación.

Teniendo en cuenta lo anterior, es importante recalcar que "muchas personas desarrollan trastornos alimenticios intentando tener el cuerpo que sus padres ansían para ellas, como una forma de obtener su amor". Sebastián León.

En resumen, existen distintas causas que pueden llevar a un adolescente a desarrollar un trastorno alimenticio, sin embargo, existen situaciones que con frecuencia los han originado:

  • Padres controladores, críticos del cuerpo de sus hijos, exigentes, perfeccionistas y autoritarios.

  • Infancia caracterizada por malos tratos e irrespetos, en especial, con presencia de padres que les proporcionaban golpes (palmadas, bofetones, chirlos, etc), puesto que esto le enseña desde niño/a, que su cuerpo no merece ser respetado, algo propio de dichos trastornos.

  • Han crecido en familias que con frecuencia critican los cuerpos de las demás personas o veneran en exceso a quienes son delgados.

  • Falta de autoestima e inseguridad, proveniente de carencias afectivas en la infancia.

  • Ausencia de una buena comunicación entre padres e hijos.

  • Falta de confianza de los hijos hacia sus padres.

  • Madres y padres inseguros de sus propios cuerpos que se auto-critican por su físico.

Y al mismo tiempo, existen desencadenantes, como:

  • Influencia de los medios de comunicación y publicidad que promueven la delgadez y estándares de belleza.

  • Acoso escolar por el físico de la persona.

  • Rupturas amorosas.

  • Concursos de belleza.

Por lo tanto, es importante resaltar que, aunque existen desencadenantes que pueden aumentar la probabilidad de que una persona desarrolle un trastorno alimenticio, más predisponente que ésto, es la crianza recibida por estas personas la que realmente abre paso a su aparición. El arma más fuerte contra éstos trastornos es la autoestima y seguridad, que son construidas especialmente en la infancia con los tratos recibidos en la misma.

Entonces, ¿qué hacer y qué no hacer como padres?

❌Nunca hagas comentarios sobre su peso como "estas gorda", "pareces una vaca", "mejor no comas más que ya estás gordita", esto disminuye su autoestima, los llena de inseguridades y los puede llevar a tomar medidas extremas. ❌No le digas que coma sano para estar flaca/o, dile que lo haga por salud y para no enfermarse. ❌No hagas comentarios ni negativos ni positivos sobre el peso de las demás personas frente a tus hijos.

❌No hagas comentarios como "qué delgada estás, te ves hermosa", aunque parezca halagador, puede hacerle sentir que es amada y reconocida cuando está delgada.

❌No lleves un estilo de crianza autoritario, exigente y controlador.

❌No uses premios ni castigos. (La mayoría de personas que padecen trastornos alimenticios se premian cuando no comen y se autocastigan cuando comen) No fomentemos éste método.

✅Dale ejemplo de comida sana a tus hijos.

✅Cultiva el amor propio de tus hijos, haciendolos tú sentir amados.

✅Demuestra que tu amor es incondicional, aunque hagan cosas con las que no estés de acuerdo, ésta es la base de la autoestima, sentirse amado por lo que soy no por lo que hago ni por lo que tengo.

✅Práctica una crianza amorosa, empática y respetuosa. Cuando muestras respeto por tu hijo/a, le estás enseñando a que se respete a sí mismo (incluído su cuerpo) y a los demás. ✅Involúcrales en la preparación de la comida saludable. ✅ Enséñales que el cuerpo perfecto no existe, que cada cuerpo es hermoso sin importar su forma, tamaño o color.

✅Que la belleza no tiene que ver con el físico, sino con ser amables, respetuosos, empáticos.

Y recuerda, la forma en que hablamos a nuestros hijos se convierte en su voz interior. Peggy O'mara

Por Valery Flórez de iParenty

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*Los extractos de terapia citados en este texto provienen de relatos digitales extraídos de sesiones reales de psicoterapias impartidas por psicoterpaeuta y escritor, Sebastián León.

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