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¿Y si los berrinches no existen?


Los niños tienen rabietas.

Eso es un hecho indiscutible, ¿verdad?

Pero, ¿y si no lo es?

Usted probablemente ha experimentado uno, visto uno, o al menos oído hablar de ellos estoy segura.

Los niños pequeños son notorios por sus 'terribles' berrinches.

Pero ¿y si la palabra "berrinche" no existiera?

¿Cómo entonces veríamos su comportamiento?

Quiero proponer algo diferente.

Los niños no tienen berrinches

...tienen sentimientos.

¿Por qué nosotros lo colocaríamos bajo la categoría de 'berrinche'?

Eso suena terriblemente limitante y despectivo. Incluso el término "berrinchudo" es usado como un insulto o una palabra despectiva.

¿En qué otra circunstancia describimos los sentimientos de un adulto como un "berrinche"?

Las únicas veces que puedo pensar en que se le llama "berrinche" a los sentimientos de un adulto son de una manera despectiva o burlona, ​​comparándolos con un niño.

Eso dice mucho sobre cómo pensamos acerca de los sentimientos de los niños.

La percepción común es que los sentimientos de los niños son triviales, menos importantes que los de los adultos, incluso divertidos a veces. Esto es tan irrespetuoso.

Los sentimientos de un niño son válidos.

Los seres humanos tenemos sentimientos y emociones, y eso está bien. ¡Los niños son seres humanos también!

Simplemente porque los sentimientos de un niño a la mayoría les parecen insignificantes comparados con las emociones de alguien con mayor experiencia de vida y edad, eso no los hace menos válidos para la persona que lo experimenta.

Restar importancia, ignorar o rechazar sus emociones para nuestra propia comodidad y conveniencia es dañino e irrespetuoso.

Los niños merecen que sus sentimientos y emociones sean tratadas con la misma preocupación con las que tratamos las de un adulto, a pesar de sus limitadas habilidades de afrontamiento o capacidad para controlar su comportamiento.

Nuestro trabajo como padres es ayudar a nuestros hijos a aprender a regular sus emociones, sin embargo, esto no podemos hacerlo de manera efectiva si estamos etiquetando algunos sentimientos como "berrinches" menos importantes y sólo atendiendo a los que consideramos auténticos.

Y si ni siquiera estamos dispuestos a escuchar los sentimientos de un niño, ¿cómo esperamos entender la razón detrás de ellos?

Todos los sentimientos tienen una razón "En la raíz de cada rabieta y lucha de poder se hallan unas necesidades no satisfechas." -Marshall Rosenberg

Las emociones no aparecen repentinamente sin razón, aunque a veces puede parecer de esa manera. Todos los sentimientos y emociones tienen una razón, y una vez que nos damos cuenta de esta verdad podemos seguir con la tarea de descubrir qué necesidades no satisfechas pueden estar en juego.

Cada vez que muestres comprensión, empatía y un compromiso de ayudar a un niño con sus sentimientos y necesidades, te acercas más.

Apoyar a un niño de esta manera cuando se siente abrumado es una oportunidad para la conexión.

Etiquetar los sentimientos como un "berrinche" cambia de foco en la dirección equivocada. Cuando etiquetamos un montón de sentimientos como un "berrinche" cambiamos totalmente nuestro enfoque.

Porque dejamos de escuchar y ver la ira, el dolor, la decepción, los celos, la tristeza, la frustración, el miedo, la preocupación, la indignación, la vergüenza, el disgusto, el malestar, el agotamiento, el desamparo, la soledad o cientos de otros sentimientos.

¿Ves cuánto limita nuestra capacidad de entender y de empatizar?

Cuando lo vemos como un "berrinche", ahora, en lugar de concentrarnos en escuchar los sentimientos de nuestro hijo y sus necesidades no satisfechas, nos preocupa detener el "berrinche".

Cuán frustrante debe ser para un niño, sentir que sus sentimientos, emociones y experiencia son disminuidos a un 'berrinche'. Para ser visto sólo como su mal comportamiento, sin la comprensión de alguien que vea lo que sucede en su interior. Y cuán frustrante debe ser, ser malentendido, juzgado o silenciado cuando más fuera de control te sientes, cuanto más vulnerable y abrumado estás.

Hay tantos consejos por todos lados, para saber cómo hacer frente a la 'rabieta del niño'.

La idea de que habría una clave única para tratar con los sentimientos de un niño sin tener en cuenta su personalidad, circunstancias, edad, capacidad, preferencias, necesidades, pensamientos o cualquier otra cosa, es bastante nefasto.

¿Podría imaginar tener una técnica que podría utilizar cada vez que su pareja se molestó, sin importar las circunstancias o razones? Eso sería absurdo e irrespetuoso. Las emociones de los niños deben ser tratados con la misma consideración.

Pero ¿qué pasa con la "manipulación"?

A menudo he oído que hay dos tipos de "berrinches". El tipo en el que un niño está legítimamente molesto (por lo cual le comprende), y el tipo en el que su hijo está tratando de manipularlo (por lo cual le ignora).

Personalmente, creo que es un negocio muy arriesgado entrar en el hábito de juzgar si las emociones de otra persona son válidas y merecen su empatía o no.

Yo abogaría por reconfortar a un niño cuando lo necesite, por cualquier razón.

La persona MÁS ADECUADA para juzgar si necesitan consuelo o no, es obviamente la persona que lo solicita.

Los niños no son inherentemente manipuladores ni se aprovechan de nosotros. Y si por alguna razón lo son, ¿qué les ha llevado a esta estrategia desesperada para ganar atención y amor?

Seguramente están legítimamente necesitados de conexión si han llegado a creer que la única manera en que son capaces de obtenerla es a través de la manipulación.

"Así que, ¿debe satisfacer una necesidad cuando sospecha manipulación? Sí. Siempre. Si desea nutrir la confianza dentro de su relación con su hijo. "-Jitterberry

En lugar de tratar de manejar una "rabieta" o cualquier situación, seamos empáticos con los sentimientos y necesidades de los niños. Solo así,

Tal vez nuestros hijos se sentirían oídos en vez de ser juzgados.

Tal vez podríamos darles a los niños exactamente lo que están gritando.

Y tal vez llegaríamos con mayor conexión, comprensión, respeto y confianza entre nosotros.

Podemos hacer eso hoy.

Podemos rehusarnos a caer en la trampa del "berrinche" y dejar de desechar los sentimientos de los niños usando esa palabra. Podemos elegir cambiar nuestra perspectiva y ver personas enteras con sus propios sentimientos y necesidades dinámicas, no menos válidas que las de un adulto.

No hay tal cosa como "berrinches", sólo personas dignas de entender.

Por Sara de Happiness is Here Blog.

Fuente original: http://happinessishereblog.com/2017/07/tantrums-dont-actually-exist/

Traducido por: Valery Flórez de iParenty

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