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Cometí un error con mi hijo. ¿cómo lo remedio?

La culpa... ese sentimiento que se presenta con frecuencia cuando tienes un hijo o un niño a tu cargo y cuidado, pues siempre vas a querer hacerlo de la mejor manera, tu intención nunca va a ser herirlo ni hacerle daño, sin embargo hay momentos en los que explotas o no actúas de la forma en que esperabas...

Luego ves sus ojitos llorosos o la cara de miedo con la que te mira y entiendes que eso no era lo que le querías hacer sentir y de repente, sientes culpa y a veces hasta ganas de llorar con él también...

La culpa se puede dividir en dos: la culpa disfuncional: Aquella que te produce malestar, tristeza o decepción de ti mismo y la culpa funcional: Es la que te moviliza hacia el cambio, a reparar el error y asumirlo con responsabilidad y ánimo de enmendarlo.

Veamos ahora, qué puedes hacer después de haber cometido el error

Perdónate: Es necesario que te reconcilies contigo mismo, que sueltes la culpa disfuncional, que te admitas humano y veas el error es una nueva oportunidad de aprendizaje, no algo para autocriticarte. Esto te ayudará a movilizarte hacia el cambio y hacia la meta que quieres lograr, por ejemplo: dejar de explotar.

Busca un espacio para hablar con tu hijo: Que este sea un espacio tranquilo y libre de distracciones, procura que sea lo más pronto no busques aplazarlo una y otra vez, entre más rápido sea, menos secuelas dejará.

¿Qué decirle?

1. Describir lo sucedido.

2. Hablarle acerca de lo mal que estuvo.

3. Ofrecer disculpas.

4. Escuchar lo que tenga por decirte de la experiencia (si la recuerda)

Ejemplos:

"hijo, hace un momento te pegué porque estaba muy enojado, pero quiero que sepas que eso está mal, no se le debe pegar a nadie jamás por muy enojados que estemos, yo cometí ese error y quiero decirte que lo siento mucho, te ofrezco mis disculpas, tu eres una persona que merece respeto y mucho amor"

"Hija, cuando eras más pequeña, te dejé dormir solita y llorando porque me habían aconsejado que eso era lo correcto, hoy me doy cuenta del daño que te hice y te pido disculpas por eso"

"cariño, ayer te grite muy fuerte cuando te pedí que comieras, quiero que sepas que eso no estuvo nada bien, no quería decirte que eras malo ni herirte, gritar a las personas las puede herir, ¿cómo te sentiste tú?"

"hijo, cuando eras más pequeño te ignoraba cuando hacías pataletas, porque creía que era lo mejor, pero quiero que hoy sepas que eso no estuvo bien, que aún en tus peores momentos, en tu enojo o tristeza cuentas conmigo, que no debí ignorarte y te pido perdón por haberlo hecho cuando más me necesitaste"

Escúchalo, escucha cómo se sintió él, todo lo que tenga por decirte acerca de esa experiencia, acepta que esté dispuesto a acoger tus disculpas o también a no hacerlo, dale su tiempo y espacio.

¿Por qué es necesario hacer todo lo anterior?

Porque cuando describes lo que sucedió lo estás haciendo consciente para tu hijo, cuando de niños no nombran las experiencias y sentimientos, eso queda en el inconsciente y una vez quede allí es muy difícil de recordarlo para poder sanarlo, Laura Gutman en su libro El Poder de Discurso Materno menciona la importancia de éste y de hablar con la verdad, porque tal como le describamos al niño la situación así mismo él lo recordará para siempre.

Por esto es crucial que NO le digas "te pegué pero porque te lo mereciste" "lo hice porque eres un malcriado, pobre de mi" "te pegué o grité porque te amo", de lo contrario el niño empezaría a asociar el amor con los golpes y el irrespeto, y a futuro esto tiene graves implicaciones como por ejemplo, en la vida de pareja. Tal como describas la situación así quedará registrada en su psique.

Por lo tanto, también es fundamental que le expliques que eso estuvo mal hecho, de lo contrario crecerá pensando que golpear, gritar, ignorar es algo bueno.

Disculparte con tus hijos no te restará autoridad, sino que le estás enseñando una de las mejores habilidades de vida: resolución de conflictos, asertividad, empatía, respeto y por supuesto a que cuando sea tu hijo quien cometa un error contigo, se acerque también a disculparse.

Nota: Acomoda las palabras según su edad para que pueda entenderlas mejor. No importa que el error sea de hace 2 años o 10 años, siempre será un buen momento para reconciliarte.

Y por último, movilízate hacia el cambio: Es importante no seguirte auto-juzgando sino empezar a caminar hacia esa meta que deseas lograr.

Recuerda que tu hijo no necesita una madre o un padre perfecto, sino uno feliz, amoroso y respetuoso.

Por Valery Flórez de iParenty.

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