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Mi hijo a veces golpea ¿qué puedo hacer?


La agresividad infantil se puede deber a diversas causas, nada más alejado de la realidad que creer que un niño pega porque es "malcriado" o porque es un "delincuente en potencia", quien hace estas afirmaciones, sólo demuestra el gran desconocimiento que tiene sobre el desarrollo infantil.

A continuación, se mencionarán algunas razones principales por las que un niño puede golpear: 1. El entorno del niño es agresivo:

Entorno familiar: sus padres, familiares o cuidadores (el niño ha presenciado discusiones agresivas, o se dirigen hacia él o ella con gritos, insultos o golpes) , entorno escolar (maestros o compañeros), pantallas de tv, videojuegos, medios de comunicación, etc.

2. Modelos de crianza autoritarios:

El niño al sentir demasiada represión, control y autoritarismo busca defenderse y reberlarse. Cuando nos sentimos amados, respetados, escuchados, tenidos en cuenta no es necesitamos buscar formas para rebelarnos. En cambio, si nos regañan todo el tiempo, nos ordenan, nos castigan o nos sentimos controlados, buscaremos de alguna manera rebelarnos o desahogar el enojo que nos producen estas situaciones. Pues a los niños es pasa exactamente lo mismo. 3. Diferenciar la agresión funcional de la disfuncional:

La funcional es cuando el niño busca defenderse, proteger su espacio vital o emocional, por ejemplo cuando empuja a un amiguito que quiso quitarle un juguete. Esto NO es con intención de dañar al otro y no se considera un acto violento. Se debe a que los niños pequeños por su inmadurez vital y biológica sólo conocen ésta forma de pelearse. (dominados por el cerebro límbico y reptiliano) 4. El momento momento evolutivo y la edad del niño:

Los niños e incluso los adolescentes aún no se les ha desarrollado completamente el lóbulo prefrontal o el cerebro racional que permite regular las emoción y por lo tanto actúan con impulsividad.

Sin embargo, ésto es más frecuente en la edad de los 0 a 6 años aproximadamente, a estas edades la impulsividad es propia y distintiva de la edad, puesto que son seres completamente psicocorporales, es decir que se comunican más con el cuerpo que con las palabras.

5. ANALIZAR LA CAUSA. Indaga a qué horas sucede, o qué días, o si es siempre con una persona, cómo estuvo el día del niño o la noche, que sucedió, la situación que atraviesa o si se trata de una de las anteriores causas expuestas. Entonces, ¿qué hacer?

Verificar si las necesidades fisiológicas (sueño, hambre, sed, dolor) y psicoafectivas (juego, amor, mirada, abrazos, contacto físico, tiempo) del niño han sido previamente satisfechas, puesto que cuando están insatisfechas pueden disparar las agresiones.

1. Limitar al niño entornos agresivos como programas de tv, series, peliculas, videojuegos violentos (esto NO podemos limitarlo siendo nosotros agresivos).

Brindarle un trato respetuoso a los niños nosotros como cuidadores, los niños no siempre nos escuchan pero siempre nos imitan, esto se llama la teoría del aprendizaje por modelamiento, así que si le damos un trato respetuoso, le hablamos siempre en tono amable, excluímos de la crianza golpes, insultos, gritos hacia él y también como nos relacionamos con nuestra pareja y los demás, el niño naturalmente lo irá imitando progresivamente. 2. Eliminar todo estilo de crianza autoritario que intente imponer órdenes sobre el niño, así el niño no tendrá de qué revelarse de formas agresivas porque NO se siente reprimido, oprimido, sometido e irrespetado. 3. Diferenciar la agresión funcional de la disfuncional, y conocer el momento y el desarrollo evolutivo del niño. Tener en cuenta la edad que tiene y no tomarnoslo personal. 4. NUNCA tratar la agresividad con castigos/sanciones: porque esto solo aumenta la agresividad del niño al hacerle sentir rechazado, juzgado, incomprendido e invalidado. La agresividad no se corrige, ni se reprime, se contiene y se canaliza de una manera sana. Si se la reprimimos sería como una olla express que no dejamos que expulse el aire acumulado, después termina estallando. 5. Validar y poner nombre a la emoción: Cuando el niño se haya tranquilizado, bajamos a su altura, lo miramos a los ojos y decimos "Veo que eso te enojo mucho", "¿te sientes enfadado, verdad", "de niño eso también me enojaba mucho, como a ti", "entiendo que eso te enfade porque sé que es importante para ti". Entiende sus razones y validalas, lo que para ti es insignificante, para él e muy importante. 6. No etiquetarle ni estigmatizarle: elimina frases como "que grosero fuiste", "eres un brusco", "eres un peleón, malgeniado" 7. Proponer formas sanas de canalizar la ira: Juego de roles que el niño tenga el poder "juguemos a que tu eres un el profesor, yo soy el alumno y tu pones las reglas", un juego donde el niño sea el padre y el padre haga de hijo, proponerle saltar, cruzar fuerte los brazo, fruncir el entrecejo, apretar fuerte los puños, golpear un cojín, etc. 8. En el momento que el niño esté golpeando, le damos un abrazo por la espalda SIN herirlo para bloquear y evitar que lance el golpe, siempre por la espalda así el golpe no recae en nosotros, mientras decimos "veo que estás muy enojado, te entiendo pero no voy a permitir que le pegues a él/ella, a mi o a ti mismo (según sea el caso).

9. Repasar durante el día: Los niños viven en el presente, en el aquí y en el ahora, hoy pudo aprender que pegar no está bien, pero quizás mañana ya no lo tenga en cuenta, por ésto es necesario la repetición. Durante las siguientes horas o días, repasen: "¿cómo es que hace Juanito (nombre del niño) cuando se enoja? exacto, cruza fuerte sus brazos, no pega", "¿cómo es que haces cuando te enfadas? sí, así es, me lo dices con palabras "estoy muy enfadada" no pegas".

Es muy importante nunca golpearle nosotros, nada de nalgadas, palmadas, chirlos, bofetadas, correazos, etc. porque de ésta manera echamos a perder todo el trabajo, y la violencia genera más violencia. Recordemos que el fuego no se apaga con más fuego.

Plus: Los pasos anteriormente mencionados no son magia, requieren nuestra constancia, con la repetición y la práctica van dando los mejores resultados gradualmente. Repite los 9 pasos anteriores cada que tu hijo pegue, no importa las veces que sea necesario repetirlos, la práctica hace al maestro. Por Valery Flórez de iParenty

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