top of page

Mi hijo se desespera si no consigue lo que quiere, ¿qué hago?


Los niños, especialmente los menores de 6 años, debido a razones psicoevolutivas y del desarrollo cerebral, aún no pueden regular la frustración con facilidad y asertividad.

Es por esto, que cuando no consiguen lo que quieren, cuando pierden en un juego o cuando no obtienen el juguete que desean, entran en un desborde emocional (más conocido como pataleta), NO porque estén "malcriados" o sean "irrespetuosos", esto no lo hacen con intención, pues el desarrollo aún inmaduro de su cerebro les dificulta o les impide la sana expresión de su enojo y frustración. De cómo actuemos frente a sus desbordes emocionales y frustraciones, dependerá de cómo ellos mismos las manejarán en cuanto pasen la primera infancia (después de los 7 años). Es por esto que nuestro papel como padres o cuidadores es crucial en esta etapa, el cual debe caracterizarse por grandes dosis de empatía, paciencia, tranquilidad y asertividad, puesto que si actuamos con enojo, impaciencia y frustración, solo estamos enseñándole al niño a hacer lo mismo. ¿Qué puedes hacer? 1. Sé el cambio que quieres ver en tu hijo.

El mayor aprendizaje de un niño se da a través del ejemplo que ve en los adultos, para esto es necesario que antes que nada, el niño vea queafrontas el error, la frustración y las dificultades con calma, pues los niños no escuchan tus consejos cuando tus acciones gritan lo contrario. Para ésto, debes tener presente también tu tono de voz y tu gesto facial. Que siempre transmitan calma.

2. Valida la emoción.

Conectarnos con el estrés por el que está pasando, acompañarlo y comprenderlo. Con frases como "veo que estás muy enojado", "entiendo cuanto te duele porque en verdad querías ese juguete", "comprendo que querías ganar y eso te enoja". Esto implica el descartar el hacer sentir al niño que su frustración es "exagerada" para la situación o "que no es para tanto". 3. Ve error como oportunidad.

Uno de los factores que aumenta la frustración en un niño, es hacerle sentir que un error es algo repudiable, algo que nadie jamás debe cometer (por ejemplo, cuando lo castigas luego de haber cometido un error). Hazle sentir que el error es una oportunidad de aprendizaje, cambio y reflexión, acompáñando su emoción y ayudandole a reparar o reflexionar respetuosamente sobre la situación, NO con castigos/sanciones. 4. No evitarle la frustración ni proporcionársela.

Ambos extremos son contraproducentes, pues en el primero enseñamos que siempre obtiene lo que desea o que siempre puede ganar, privándolo de que desarrolle aptitudes como la paciencia, la solución de conflictos y la reflexión. De igual manera el proporcionarle la frustración bajo la premisa de "es para que aprenda a controlarla" en realidad no logra su objetivo, pues a mayor estrés, menor capacidad de afrontamiento. 5. Muéstrale que sí puede hacer.

Enseñamos lo que el niño no debe hacer, pero casi nunca le decimos lo que sí puede hacer. Ayúdale a que identifique la emoción por la que está pasando y la exprese con palabras “en este momento estoy muy enojado porque…”, pregúntale, ¿cómo te sientes?, ¿qué te hizo sentir así?, después dale alternativas sanas para que libere el enojo (correr, saltar, hablar) 6. Permítele llorar y acompaña su llanto con amor.

No invalides su llanto por más incómodo que te resulte, es necesario que desahogue la frustración, se ha demostrado que las lágrimas funcionan como un analgésico natural que disminuye el dolor, mejora el estado de ánimo y produce una mayor sensación de relajación. 7. Establece límites para tí y para tu hijo.

Es necesario que expliquemos que no está permitido durante un momento de enojo y frustración, por ejemplo pegar, gritar y herir a los demás o a sí mismo. (para enseñar esto debes dar ejemplo como adulto de no hacer lo que le pides al niño que no haga).

Si el niño intenta pegarse a sí mismo o a alguien más, lo tomamos suavemente por la espalda dándole un abrazo por detrás sin lastimarlo, ésto para bloquear e impedir que lance golpes, mientras verbalizamos "te veo muy enojado, te entiendo, pero no te voy a permitir que pegues" o "tranquilo, aquí estoy contigo pero no voy a dejar que pegues" Finalmente, suele ocurrir que el niño después de sentirse acompañado, comprendido y validado en su frustración, genera por su propia cuenta alternativas de solución ante el problema o situación que le ocasionó la emoción desagradable. Cuando castigas, juzgas o regañas a tu hijo luego de que el comete un error, pierde en un juego, se equivoca o comete una falla, le estás enseñando a que el error es algo malo y que no debe cometer, lo que genera que el niño busque decir mentiras, no admita errores o responsabilidades y además en el momento de efrentar una frustración, se desborde emocionalmente y termine estresándose aún más. Recordatorio: La manera en que los adultos reaccionan ante la frustración de un niño, será la misma manera en la que el niño reaccionara ante la propia por el resto de su vida.

Por Valery Flórez de iParenty

Comparte si te gustó o si crees que le puede servir a alguien.

Entradas relacionadas

Ver todo
También puede interesarte leer...
Entradas recientes
Buscar por fecha
Buscar por tema
No hay tags aún.
Entradas destacadas
Síguenos
  • Facebook Basic Square
  • instagram
  • Twitter Basic Square
  • Pinterest Social Icon
bottom of page